18.10.2012 13:22
Las mermeladas caseras son una de las formas más antiguas pero más eficientes de conservar las bondades de las frutas y poder consumirlas fuera de su “temporada” . Al igual que las frutas en conserva, las mermeladas (o sus primas cercanas las jaleas) conservan nutrientes, fibras y aromas de la fruta con la que fueron hechas.
Si bien es posible adquirirlas en cualquier comercio, e incluso algunos las venden bajo la garantía de ser 100% caseras, nada se compara a la posibilidad de elaborarlas por uno mismo. A mi personalmente me fascina el aroma que acompaña todo el proceso, primero el de la fruta fresca y luego el que se desprende del proceso de cocinarla: para mi es simplemente aroma a infancia y te propongo ver algunos consejos importantes que van más allá de la receta para que tu mermelada sea inmejorable.
Hay dos secretos que están – como se dice habitualmente- en la tapa de libro: la calidad de la fruta y la higiene de todo el proceso. En cuanto al primer punto, la fruta debe estar madura a bien madura; no importa incluso que esté un poco “pasada” si no se detecta presencia de hongos u otros patógenos.
El segundo punto es vital: toda la fruta debe ser lavada, y posteriormente cocinada con total limpieza y este mismo “rigor” debe ser sostenido en el momento del envasado. Los envases deben ser no sólo lavados sino esterilizados en todas sus piezas, tanto recipientes como tapas.
Respeta los tiempos y detalles de la receta al pie de la letra y tendrás una mermelada de la mejor calidad que te durará mucho tiempo.
